Hombres: Volver al trabajo después de la muerte de un hijo

   Cuando digo volver al trabajo, en verdad lo que quiero dejar asentado en este pequeño artículo es la dificultad enorme a la que se enfrentan los hombres de nuestra sociedad en retomar casi de manera inmediata la vida social y la manutención económica del hogar. Las empresas (o la mayor parte de ellas) otorga una licencia por nacimiento al padre de la criatura de dos días post-parto. En el caso del fallecimiento de un hijo, las consideraciones de cada empresa varían, aunque legalmente el plazo es aun menor (¡!!). ¿Y si ese hijo no nació? ¿Es decir, murió en el vientre materno? Nada, simplemente no hay licencia aplicable en este caso.

   Por lo tanto y como vemos, la reinserción masculina al mundo laboral es casi o bien inmediata.  Las mujeres quedamos solas en casa iniciando este penoso camino del duelo, y nuestros hombres salen a buscar el pan. Y su dolor queda relegado, al menos por esas seis, ocho o más horas que le insumen las obligaciones laborales. No olvidado, relegado, reubicado mentalmente solo un paso mas atrás en la conciencia para permitirle cumplir con sus tareas. Esto, en el mejor de los casos. Si este paso no puede ser dado, el stress normal que produce la actividad laboral se acrecienta a niveles patológicos y el hombre simplemente no logra cumplir con las exigencias que sus superiores le piden. Es decir que a su problema inicial (el duelo de un hijo) se debe sumar la compañía y la contención que debe brindar a su familia como jefe de hogar, más las obligaciones monetarias a las que debe responder, más tolerar y tratar de controlar por al menos unas horas (las laborales) el dolor que esa muerte provoca en su alma, más tratar de responder de la manera mas satisfactoria posible a sus jefes… viéndolo de este modo se percibe la enorme carga tensional que el hombre tolera.

   Y si no lo tolera, comienzan las enfermedades. Físicas o mentales. Pero esta tensión debe lograr su descarga y debe ser de la manera mas saludable posible, por eso si comenzamos a percibir que los síntomas son molestos en nuestro diario quehacer, nos impiden disfrutar de las pequeñas alegrías que suceden en nuestro entorno o percibimos que tenemos mas malestares físicos que los que habitualmente nos aquejan, es momento de consultar con un especialista.

   Pensemos que este desdoblamiento de la personalidad que los hombres deben realizar no es sin un costo, a corto o largo plazo, las consecuencias de este desgaste mental se harán sentir y es mejor que nos tomen prevenidos y sostenidos por un profesional acorde para poder seguir respondiendo a las necesidades de nuestras familias y de índole laboral.

Escrito por la Lic. Giselle Velez para la Fundación Era en Abril.