Mi nombre es Andrea García, soy miembro de Era en Abril desde el 16 de marzo de 2010 y actualmente Representante en mi país Colombia. Soy madre de Zarek, mi primer hijo, quien murió a los doce días de nacido tras una compleja cardiopatía. Todo comenzó con un embarazo hermoso, lleno de mucha ilusión sin complicaciones. Mi embarazo de Zarek fue una época de mi vida que jamás olvidaré. Recuerdo cada día, incluso cuando desde mi ventana y con él en mi vientre miraba el cielo lleno de cometas en esos días hermosos de vientos de Agosto… Un martes, muy en la mañana, comenzaron los dolores de parto. Ese día recuerdo que ultimaba detalles, cada rincón de su cuna estaba decorado con partecitas de mi amor, pues ya que en lugar de comprar una costosa lencería (ajuar) decidí hacerla por mi cuenta, quería que el sintiera mi amor con cada puntada… Entrada la noche, llegó mi pareja. Tomamos las cosas y nos fuimos a la clínica, tomados de la mano todo el camino. Con incertidumbre miraba por la ventana y luego lo miraba a él. Se respiraba amor sin duda, nos sonreíamos al saber que en contadas horas tendríamos nuestro hijo en brazos… Tras horas de labor de parto había llegado el momento. 30 de septiembre de 2009 de manera natural nació Zarek. ¿Cómo describir ese momento? Fue increíble ni bien salió. Por fin estaba en mis brazos, calentito. Exploré a ciegas cada rincón de su cuerpo, pues estando tan cansada ni podía abrir los ojos y la primera vez que sus ojos me vieron quede frágil como si el mundo se detuviera y quedáramos tan solo él y yo mirándonos detenidamente. Yo solo lloré de alegría como nunca antes lo hice en mi vida, lo primero que le dije fue: «Bienvenido al mundo hijo, soy tu mamá y cuidare de ti por el resto de tus días», luego le di un cálido beso en la frente… Toda la familia estaba muy feliz, y no era para menos Zarek fue el varón después de 24 años. Llegó la noche y antes de que mi pareja se fuera a casa y nos dejara allí, se detuvo en la puerta y se quedo viéndonos. Tomo con sus manos una fotografías, me dijo gracias y se fue. Estábamos muy felices, muy enamorados, por fin Zarek estaba con nosotros. Al día siguiente nos dieron de alta y cómo explicarlo, la alegría se apodero de cada rincón de nuestra casa. Fueron días maravillosos, Zarek era simplemente un sueño. Recuerdo ver sus ojos esperando a que los míos abrieran a cada mañana, su piel suave con pequeños destellitos de sol cuando la luz se asomaba por nuestra ventana. Llego la cita post parto, acompañada de mi pareja fuimos a la clínica de nuevo, lo vestimos con su camiseta que le quedaba muy bien estando en la clínica nos indicaron que el tenía que quedarse puesto que tenia las bilirrubinas muy altas y necesitaría fototerapia por un día, me sentí muy mal, regresamos sin él a casa… Al día siguiente en la unidad de neonatos tardaron para dejar ingresar a los papas, se murmuraba por los pasillo que un bebe estaba delicado y que estaban arreglando todo para su traslado, nos sentimos mal con mi pareja por los padres de ese bebé. Salió la doctora y nos llamó. Entramos a una oficina y desde ese instante nuestra vidas cambiaron para siempre, nos indicaron que nuestro bebe estaba muy delicado y tenía que ser trasladado para ser intervenido quirúrgicamente lo antes posible. Recuerdo ver todo borroso, el llanto no se hizo esperar y mis ojos se inundaron de lágrimas. Nos indicaron que en un chequeo de rutina en horas de la madrugada se le había detectado a Zarek una afección muy compleja en su corazón, mi niño tenía su aorta cerrada. Yo no entendida nada. Luego nos indicaron que teníamos que salir de la UCI y esperar afuera para el traslado. Recuerdo que era un Hospital Universitario, asi que cuando llegaron los médicos a hacer ronda con los estudiantes tome una bata y me integre al grupo sin que nadie lo notara. Quería saber qué pasaba con mi bebé. Era una realidad, Zarek tenía su corazoncito muy enfermo, las palabras de la médica no fueron muy alentadoras. Lo trasladaron a la clínica vascular Shaio en Bogotá. Llegamos, nos instalaron y ese día recuerdo que una bebita murió en frente de mis ojos. Pude ver cómo a los padres se les acabó el mundo. Yo solo le pedía a dios que jamás me sucediera una situación de esas, creía que no podría soportarla. El 10 de octubre un sábado en la tarde después de 2 días de estar internado, me permitieron darle pecho. La lactancia no fue nada buena para mi, estaba muy lastimada, sin embargo esa noche fue especial, tome a Zarek en brazos, el abrió sus ojos como jamás lo había hecho. Mientras se alimentaba solo me miraba. Sentí que me quería decir algo y las lágrimas se me cayeron presentí que algo sucedería… Al día siguiente Zarek fue intervenido en horas de la mañana, todo salió perfecto, solo hasta muy en la noche nos permitieron verlo. Me sentía muy orgullosa, mi niño había resistido su cirugía, nos despedimos de él y fuimos a casa. Llegamos y sobre la media noche sonó el teléfono, yo quede sentada de una vez, era de la clínica. Nuestro bebe no estaba bien y teníamos que regresar para firmar los consentimientos, era necesario intervenirlo de nuevo. Llegamos y mi dulce Zarek se veía muy malito, se veía cansado, apenas respiraba. Se lo llevaron al quirófano y como si mi corazón lo presintiera con mi pareja subimos de prisa las escaleras. El iba en el ascensor, el cual se abrió y estaba allí mi pequeño tan indefenso rodeado de doctores. Le di un beso en su boca y esa fue la última vez que lo vi con vida, ya que no resistió la operación. A las 2:10 de la madrugada de un lunes festivo mi dulce amor extendió sus alas y voló de camino al cielo…
Los primeros meses de su ausencia, fueron difíciles para mí, fueron noches enteras llorando, sentía que no podría vivir sin él, me preguntaba si volvería a ser feliz, veía la alegría tan lejos de mi vida… Meses después con el ánimo de buscar ayuda, encontré a Era en Abril. ¿Cómo describirlo? Es como cuando llegas cansado a casa, has caminado durante horas en plena oscuridad bajo la lluvia y llega alguien te toma de la mano y recibe tus maletas y te conduce a un lugar cálido en donde te sientes cómodo. Me sentí a salvo, encontré aquí la compresión que jamás había encontrado en ningún lado. Pude darme cuenta de que no era la única en el mundo, cientos de mamas que hemos atravesado por la misma situación… Cuatro años después de estar aquí, siendo miembro activo del grupo, puedo decir que el proceso de duelo por la pérdida de un hijo es un camino constante, vamos de la mano todas como lazo fuerte. Era en Abril es un grupo de ayuda al que llegué alguna vez con mi corazón destrozado. Hoy trato de retribuirle al grupo todo lo que alguna vez hizo por mí, y esa es la misión de Era en Abril. Ahora, partiendo de mi experiencia, de mi testimonio, trato de brindar la mano para ayudar a las mamás que día a día se nos integran y que necesitan ser escuchadas, y apoyadas.
Hoy en día puedo afirmar que existe un antes y un después desde la partida de mi hijo Zarek, quien vino a enseñarme con su paso por el mundo, valores tan positivos, es increíble que partiendo de tanto dolor se logren estrechar lazos tan bonitos. Me pregunté muchas veces si volvería a ser feliz, hoy puedo afirmar que sí. Soy partidaria de que la vida te retribuye lo que alguna vez te arrebató. De una u otra manera hace un año, la vida me dio una nueva oportunidad, hoy soy madre de tres niños, Zarek que me guía y me acompaña a donde quiera que voy, y soy madre de mis hijos gemelos Emilio y Franco quienes son la muestra viva de que el amor existe. Hoy ellos disfrutan de todo este amor que guarde durante años.
“ Zarek: Sobrevivo en el tiempo con la esperanza de volver a verte”
Andrea García Mamita de Zarek, Emilio y Franco
Coordinadora Era en Abril Colombia