Mi nombre es Agostina Bianconi, soy la mamá de Sofía Pockorny,  tengo 29 años y vivo en Sáenz Peña, Chaco, Argentina.

Nos enteramos que esperábamos a Sofía, nuestra primera hija el 16 de septiembre de 2008, cuando las dos rayitas del test casero dieron positivo. Fue uno de esos momentos donde la vida nos regala una sonrisa eterna, donde no querés irte a dormir para que no se termine el mejor día de tu vida. Durante nueve meses buscamos a nuestra hija hasta que ella nos encontró, fue simplemente mágico.

El embarazo fue perfecto, no tuve náuseas, ni malestares, nada que me impidiera disfrutar de mi hija que crecía dentro mío día a día. La casa y nuestros espíritus se iban transformando con el paso del tiempo, ya éramos una familia! y el “olor a familia” se respiraba en toda la casa…

En la última ecografía de control a los 8 meses de panza, nos enteramos que Sofi iba a nacer con una enfermedad llamada Gastroquisis, donde sus intestinos nacen afuera de su pancita por un defecto en la pared del abdomen. Sabíamos que al nacer necesitaría una o dos cirugías para corregir este problemita y después podría llevar una vida normal. En una semana pasamos de un parto natural a una cirugía programada por cesárea con operaciones a Sofi ni bien naciera, un cambio muy brusco pero que en ese momento no nos importó, todo por nuestra Sofi.

Sofía, nació el 4 de mayo de 2009, la operaron a las dos horas de haber nacido, nuestra gordita aguantó la cirugía sin complicaciones pero a la semana fue necesaria una nueva intervención. Estuvimos un mes en la neo del Sanatorio Antártida de Resistencia donde los médicos gracias a Dios nos trataron con el mayor de los respetos, podíamos entrar a verla cada tres horas e incluso pudieron conocerla los abuelos. Fue un tiempo muy duro donde no tuvimos contención psicológica de ningún tipo, sólo la buena voluntad de médico y enfermeras y por supuesto de nuestra familia que estaba siempre a nuestro lado.

Un día antes de cumplir un mes, nos dieron el alta y pudimos tener a Sofi con nosotros en nuestra casita. No importaba nada más en el mundo, ni el cansancio, ni el tiempo, nada, Sofi estaba con nosotros! Estuvimos 2 meses y medio en casita, Sofi crecía y cada día se ponía más linda (¡que va a decir su mamá!) En ese tiempo tuvimos que volver a Resistencia por una nueva cirugía, la tercera para cerrar la ileostomía con que había quedado luego de las primeras cirugías. Se suponía que era la cirugía más fácil de todas, pero el resultado no fue el esperado y hubo que iniciar una cuarta intervención. El corazoncito de nuestra Sofi no resistió y se fue al cielo el 20 de agoto de 2009 a las 22.45 horas. No estábamos preparados para algo así, creo que nadie está preparado para ver partir a un hijo.
La primer semana después de que mi gordita falleció  estuve como en un estado de shock, como que no me daba cuenta de que mi Sofi no volvería a estar físicamente con nosotros, lloraba todas las noches y dormía muy poco. Todo en mi casa me la recordaba y tardé un mes en guardar todas sus cositas

Juan Esteban, el papá de Sofía fue la única persona que realmente me entendió en ese momento y que me sigue entendiendo, porque muchos habrán perdido seres queridos, otros habrán perdido hijos, pero sólo Juan y yo perdimos a nuestra hija Sofía. Nuestra familia nos entendió y respetó nuestras decisiones de aislarnos un poco del  mundo, necesitábamos ese tiempo para estar juntos y juntos intentar seguir adelante como pudiéramos.

La pérdida de un hijo es un dolor demasiado grande que te acompaña el resto de tu vida. Me parece que el objetivo es aprender a vivir con ese dolor, para que el dolor no se apodere de mi y me impida seguir. A mi me encantaría que el mundo se detenga ante lo que me pasó, pero se que eso no es posible y que el mundo debe seguir girando, con o sin mi, yo elijo todos los días que sea conmigo en él.

Cuando se habla del proceso del duelo todos dicen que el último paso es el de la aceptación, yo creo que no se refiere a la aceptación de la muerte de un hijo, porque este hecho nunca se acepta, se refiere más bien a la aceptación de que esta es nuestra vida, de que esto es lo que nos pasó, de que no podemos hacer nada para cambiarlo, aceptar de que estos somos nosotros, los nuevos nosotros, viviendo el ahora y pensando en volver a encontrarnos cuando llegue nuestro momento.

La clave para seguir es construir cosas positivas a partir de lo que nos pasó. Yo personalmente creo que ayudar a otros es lo que me ayuda a mi a caminar. Por eso el grupo es una parte esencial de mi recuperación y de mi nueva vida porque allí encontré el espacio para ayudar a otras mamás y para dejar que otras mamás me ayuden a mi.

 “Era en Abril” es mi segundo hogar. Compartir mi dolor con el de otras madres fue sumamente importante en mi proceso, saber que no soy la única, que no estoy loca por extrañar a mi hija, que las chicas del foro no me van a decir las pavadas que se escuchan cuando uno pierde a un hijo, ha sido muy importante para mi. Sólo quien ha vivido lo que nosotras, sabe realmente lo que se siente, muchos podrán imaginarlo, otros ni siquiera piensan en la posibilidad pero sólo quien atraviesa por este dolor sabe lo que se siente. Las chicas del grupo de autoayuda son, como siempre les digo, las rosas que alegran mi camino de espinas.

Sofía es y será para toda nuestra vida NUESTRA primera hija, y así pretendo que todo el mundo la recuerde, con una sonrisa porque ella es un ser de luz.

Dra Agostina Bianconi, mamá de Sofia
Abogada Era en Abril