«…En el curso de nuestra existencia vemos desaparecer para siempre la belleza del rostro y el cuerpo humano, mas ésta fugacidad agrega a sus encantos uno nuevo. Una flor no nos parece menos espléndida porque sus pétalos sólo estén lozanos durante una noche…» Sigmund Freud

La muerte de un hijo

imagesCAT18E0M¿Quién es un viudo o una viuda? Aquel que pierde a su pareja. ¿Quién es un huérfano? Aquel que pierde a sus padres, dos tipos de relaciones, la que mantenemos con aquellos que nos dieron la vida y la que mantenemos con aquellos que elegimos como compañeros de vida, pero ¿Qué pasa cuando un padre o una madre pierden un hijo? Tanto en español como en muchas otras lenguas, no existe una palabra para nombrarlos.  Podría pensarse con este no nominar es negar esta realidad, lo que no se nombra no existe, es parte del tabú social que ocurre con las muertes infantiles y neonatales.  Aún así el niño que ha muerto conserva un lugar en el discurso y en la vida de los padres, en la vida de una madre o un padre, el hecho de haber concebido un hijo, el haberlo tenido poco o mucho tiempo, deja una huella que permanece a pesar de su muerte, y que implica una marca subjetiva que va más allá de los ideales no realizados por ese hijo.

     Un niño antecede la existencia concreta del mismo, aparece primero en el deseo de los padres,  en cada pensamiento destinado a ese ser por venir, elegir un nombre, darle un espacio en la vida familiar, imaginar un sin fin de situaciones con ese bebe pero cuando la realidad trunca estos sueños y ese hijo no llega se produce el mayor dolor que puede sufrir un ser humano, por resultar antinatural, una persona se enfrentara a un sinfín de muertes y sabe de lo inevitable de esto, toda vida es un camino hasta el final, hasta la muerte pero no se espera de un ser que comenzaba a vivir entonces surge la inevitable pregunta de ¿Cómo seguir viviendo sin ellos?, todo padre que se encuentra en esta situación tendrá que transitar un proceso de duelo, un duelo que tiene principio pero como atravesarlo dependerá de la particularidad de cada familia, de cada pareja, de cada sujeto.

    “Felices aquellos que saben que detrás de todas las palabras esta lo que no se puede decir” (Rilke).  Parece que la sociedad al no nombrar esta parte de la realidad minimiza una muerte de acuerdo al tiempo de vida que haya tenido, ¿Acaso es menos valiosa la vida de quien se ha ido tan temprano? No, no lo es, hay un deseo de padres que queda roto, cada niño es considerado como insustituible, su muerte crea un caos en la estructura que se ha consolidado a su alrededor. El dolor y el duelo no tienen edad, el bebe que no está es una vida que se va, al igual que otras, pero en forma más abrupta, con un lugar en esos padres que lo esperaban.  El tiempo pasará, se aprenderá a vivir con el dolor, habrá que transitar este arduo camino ya que la vida sigue, y se incorporara como el hecho más desgarrador pero con el cual hay que aprender a convivir, las experiencias nuevas de la vida y el vinculo con los otros pueden ser de gran sostén para padres que atraviesan está perdida, deberá ser una responsabilidad social, como grupo humano no desconocer esto que sucede y brindar la contención apropiada.  Nombrar reafirma lo que existió, un ser esperado, amado y que nunca se ira de la memoria de quien lo soñó.

Equipo Psicológico Era en Abril